domingo, 11 de septiembre de 2011

"La teoría de las ventanas rotas"


  En 1969, en la Universidad de Stanford (EEUU), el Prof. Philip Zimbardo realizó un experimento de psicología social. Dejó dos autos abandonados en la calle, dos autos idénticos, la misma marca, modelo y hasta color. Uno lo dejó en el Bronx, por entonces una zona pobre y conflictiva de Nueva  York y el otro en Palo Alto, una zona rica y tranquila de California. Dos autos  idénticos abandonados, dos barrios con poblaciones muy diferentes y un  equipo de especialistas en psicología social estudiando las conductas de la gente en cada sitio

  Resultó que el auto abandonado en el Bronx comenzó a ser bandalizado en pocas horas. Perdió las llantas, el motor, los espejos, el radio, etc.  Todo lo aprovechable se lo llevaron, y lo que no, lo destruyeron. En  cambio el auto abandonado en Palo Alto se mantuvo intacto.

  Es común atribuir a la pobreza las causas del delito. Atribución en la que coinciden las posiciones ideológicas más conservadoras, (de derecha  y de izquierda). Sin embargo, el experimento en cuestión no finalizó ahí, cuando el auto abandonado en el Bronx ya estaba deshecho y el de  Palo Alto llevaba una semana impecable, los investigadores decidieron  romper un vidrio del automóvil de Palo Alto, California. El resultado  fue que se desató el mismo proceso que en el Bronx de Nueva York y el  robo, la violencia y el vandalismo redujeron el vehículo al mismo  estado que el del barrio pobre.

  ¿Por qué el vidrio roto en el auto abandonado en un vecindario  supuestamente seguro es capaz de disparar todo un proceso delictivo?

  No se trata de pobreza. Evidentemente es algo que tiene que ver con la  psicología, el comportamiento humano y con las relaciones sociales.

  Un vidrio roto en un auto abandonado transmite una idea de deterioro,  de desinterés, de despreocupación que va rompiendo códigos de convivencia, como de ausencia de ley, de normas, de reglas, como que  todo vale nada. Cada nuevo ataque que sufre el auto reafirma y multiplica esa idea, hasta que la escalada de actos, cada vez peores,  se vuelve incontenible, desembocando en una violencia irracional.

  En experimentos posteriores (James Q. Wilson y George Kelling)  desarrollaron la 'teoría de las ventanas rotas', misma que desde un punto de vista criminológico concluye que el delito es mayor en las  zonas donde el descuido, la suciedad, el desorden y el maltrato son mayores.

  Si se rompe un vidrio de una ventana de un edificio y nadie lo repara,  pronto estarán rotos todos los demás. Si una comunidad exhibe signos de  deterioro, y esto es algo que parece no importarle a nadie, entonces  allí se generará el delito. Si se cometen 'esas pequeñas faltas' como  estacionarse en lugar prohibido, exceder el límite de velocidad o  pasarse una luz roja y estas pequeñas faltas no son sancionadas,  entonces comenzarán a desarrollarse faltas mayores y luego delitos cada  vez más graves.

  Si los parques y otros espacios públicos son deteriorados progresivamente y nadie toma acciones al respecto, estos lugares serán abandonados por la mayoría de la gente (que deja de salir de sus casas por temor a las pandillas), esos mismos espacios abandonados por la  gente serán progresivamente ocupados por los delincuentes.

  La respuesta de los estudiosos fue más contundente aun, indicando que,  ante el descuido y el desorden, crecen muchos males sociales y se  degenera el entorno.

  Tan sólo vea un ejemplo en casa: si un padre de familia deja que su  casa tenga algunos desperfectos, como falta de pintura de las paredes  en mal estado, malos hábitos de limpieza, malos hábitos alimenticios,  malas palabras, falta de respeto entre los miembros del núcleo  familiar, etc., etc., etc., entonces poco a poco se caerá en un  descuido de las relaciones interpersonales de los familiares y comenzarán a crear malas relaciones con la sociedad en general y quizá  algún día llegarán a caer  en prisión.

  Esa puede ser una hipótesis de la descomposición de la sociedad  colombiana, venezolana y mexicana, la falta de apego a los valores universales, la falta de respeto de la sociedad entre sí, y hacia las  autoridades (extorsión y soborno) y viceversa, la corrupción en todos los niveles, la falta de educación y formación de cultura urbana y la  falta de oportunidades, ha generado un país con ventanas rotas, con muchas ventanas rotas y nadie parece estar dispuesto a repararlas.

  La solución a este problema yo no la tengo estimado lector pero he  comenzado a reparar las ventanas de mi casa, estoy tratando de mejorar  los hábitos alimenticios de mi familia, le he pedido a todos los  miembros de la familia que evitemos decir malas palabras delante de  nuestros hijos, también hemos acordado no mentir, ni siquiera mentiras  pequeñas, porque no hay mentiras pequeñas, ni grandes, una mentira es  una mentira y punto, hemos acordado aceptar las consecuencias de  nuestros actos con valor y responsabilidad, pero sobre todo dar una  buena dosis de educación a nuestros hijos, con esto y con la ayuda de  Dios espero comenzar a cambiar en algo lo que antes hubiera hecho mal,  he soñado que los míos algún día repitan esto el día de mañana, con la  finalidad de que los hijos de mis hijos, o los nietos de mis hijos vean  algún día, un nuevo País...